Adviertem que cambios fisiológicos en el envejecimiento alteran regulación térmica y aconsejan beber mucho líquido.

Las familias deben monitorear la hidratación oral de sus adultos mayores, ya que suelen consumir menos, y cubrir sus requerimientos de líquidos con frutas ricas en agua como sandía, melón, pepino y piña.     

Los días extremadamente soleados y con temperaturas que superan los 30°C alteran la salud de las personas, entre ellas, a los adultos mayores si es que no toman las medidas de prevención necesarias para evitar cualquier riesgo en sus vidas.

Según especialistas, cuando la temperatura ambiental supera la temperatura de la piel (32°C) los mecanismos de regulación que tienen los seres humanos, como el sistema termorregulador y las glándulas sudoríparas, dejan de ser eficientes y el cuerpo empieza a sudar.

Por ello, es importante mantener el equilibrio de la temperatura corporal para que el organismo funcione bien. Cuando una persona suda mucho se deshidrata, y eso puede ocasionarle la pérdida de electrolitos que deben ser recuperados, como el sodio, por ejemplo, explica la nutricionista geriátrica del Portal Salud en Casa, Ximena Chávez Alonso. 

La especialista precisa que, conforme pasan los años los cambios fisiológicos van apareciendo y afectando la sensibilidad térmica de las personas mayores, por eso disminuye su capacidad de detectar y responder a los cambios de temperatura, haciéndolos vulnerables a los extremos térmicos. 

Regulación térmica

La regulación térmica también puede alterarse en las personas adultas mayores, porque muchas de ellas se medican porque padecen enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares.  

 “A partir de los 60 años es importante controlar la temperatura corporal. La temperatura corporal normal de una persona adulta es 36.5°C a 37.2°C. En el caso de personas mayores es 36°C a 37°C. Esto sucede por una alteración en el sistema regulador de la temperatura, cambio fisiológico propio del envejecimiento”, indicó.

Para Chávez, esta situación los convierte en población vulnerable y de riesgo ante la deshidratación y golpe de calor, porque ante lo cambios fisiológicos del envejecimiento comentados, se suma otro como la disminución en la sensación de sed, debido a que el hipotálamo (área del cerebro que produce hormonas que controlan la sed, el hambre, la temperatura corporal) ya no funciona como antes.  

Los adultos mayores tienen problemas para sentir sed, su requerimiento hídrico no es voluntario, y pueden sufrir de deshidratación. Ante las altas temperaturas, el golpe de calor es una amenaza latente, como la subida de presión, riesgo de caídas y fracturas”.

Recordó que el golpe de calor es una emergencia médica, pues el cuerpo no puede regular de manera natural su temperatura corporal y se sobrecalienta, pudiendo llegar a 50.6°C, acompañado de signos de disfunción neurológica. 

Inclusive, acotó, las complicaciones pueden ser graves e incluyen falla renal aguda, falla hepática, colapso cardiovascular, alteraciones hidroelectrolíticas, trombocitopenia, rabdomiolisis, coagulación intravascular diseminada y falla orgánica múltiple.  

Prevención

La nutricionista recomienda que la familia monitoree la hidratación oral de sus adultos mayores, ya que suelen consumir menos, y que cubra sus requerimientos de líquidos con frutas ricas en agua como sandía, melón, pepino y piña. 

En caso puedan consumir verduras crudas, estas son buenas porque ayudan a cubrir sus necesidades de electrolitos.  Si solo puedan comer verduras cocidas, pueden usarse para preparar cremas de verduras, adicionando pollo o huevo como fuente proteica. 

Ante la presencia de fiebre, vómito, diarrea, que exacerban la perdida de líquidos, llevar a un establecimiento de salud inmediatamente, refirió. 

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