Por Valery Díaz, enviada especial

La magia del Carnaval alcanza su punto culminante con el esperado Gran Corso, un espectáculo de creatividad y color que conquista las calles de la ciudad y enciende el espíritu festivo de propios y visitantes, que marca también la despedida del carnaval. Los días posteriores se dará pie al entierro y velorio del Ño Carnavalón, personaje principal de esta celebración, que llega a su fin por muchos días de celebración. (Mira aquí la galería fotográfica)

Desde las primeras luces del alba, la ciudad despertó con un fervor inigualable. Las calles, impregnadas del aroma a tradición y júbilo, se prepararon para recibir a miles de espectadores ansiosos por ser parte de esta festividad única. El corazón del Carnaval, el Gran Corso, no decepcionó en su promesa de deslumbrar y emocionar.

El recorrido de más de 3.5 km fue testigo de la participación de 26 barrios, centros poblados, distritos e instituciones, cada uno aportando su esencia y su pasión al evento. Los carros alegóricos, las reinas, las patrullas y las comparsas desfilaron ante la mirada entusiasta de miles de espectadores, creando un espectáculo que no tiene igual en la región.

Desde tempranas horas de la mañana, el bullicio y la emoción inundaron la ciudad, anunciando el inicio de un evento sin igual. El óvalo del complejo Qhapaq Ñan se convirtió en el punto de partida para un desfile que prometía ser memorable. El alcalde de Cajamarca, Joaquín Ramírez Gamarra, lideró el cortejo, irradiando orgullo junto a su delegación y su reina.

El Gran Corso trasciende la mera exhibición visual; es un testimonio vivo del ingenio y la creatividad del pueblo cajamarquino. Durante meses, los participantes han preparado meticulosamente sus vestimentas y decorado sus carros alegóricos con motivos que celebran el Carnaval y enaltecen la rica cultura local. Las reinas y los bailarines de los diversos barrios deslumbraron con sus trajes elaborados y sus impresionantes coreografías, demostrando por qué son los protagonistas indiscutibles de esta festividad.

El concurso de Patrullas y comparsas ofreció premios efectivos de más de 250 mil soles, mientras que para los participantes en el desfile de Carros alegóricos se destinaron hasta 50 mil soles en diversas categorías. Estos incentivos económicos no sólo reconocen el esfuerzo de los participantes, sino que también impulsan la continuidad y la excelencia en futuras celebraciones.

Pero el Gran Corso es mucho más que un desfile; es una experiencia sensorial que involucra a todos los presentes. Las coplas, entonadas con pasión y fervor, se convierten en el soundtrack de la jornada, resonando en cada rincón y siendo coreadas por turistas y locales por igual. Es un momento de comunión y celebración, donde la música y la alegría se fusionan para crear un ambiente inigualable.

La fiesta no concluyó con la caída del sol; al contrario, las principales plazas de la ciudad se transformaron en escenarios de espectáculos nocturnos, donde la música en vivo y los bailes populares prolongaron la celebración hasta altas horas de la noche. Un desfile que, como la danza de las estrellas en la noche andina, parecía no tener fin, extendiéndose hasta las 6 de la tarde, culminando en Av. Evitamiento sur con Héroes del Cenepa.

El Gran Corso no solo era un desfile de carros alegóricos; era la manifestación más pura del ingenio y la creatividad del pueblo cajamarquino. Con meses de anticipación, los participantes habían dedicado su tiempo y esfuerzo a preparar cada detalle, desde las vestimentas hasta la ornamentación de los carros, todo en honor al Carnaval y a la rica cultura local. 

Como bien expresó Ángel Montenegro, Director general de imagen de la municipalidad, «es una labor que merece ser recompensada, pues no solo embellecen nuestras calles, sino que mantienen viva nuestra identidad».

Las calles se inundaron con el sonido de las coplas, esas melodías ancestrales que se elevan como plegarias al cielo andino, entonadas con pasión y entusiasmo por turistas y locales por igual. Era un momento de comunión, donde la música y la alegría se fusionó para tejer un manto de felicidad sobre la ciudad.

El Gran Corso del Carnaval en Cajamarca es, sin duda, uno de los eventos más esperados y emblemáticos de la festividad. Es un momento para celebrar la vida, para enaltecer nuestras raíces y para recordar que, en esta tierra de encanto y misterio, la alegría siempre encuentra su lugar.

Más datos: 

La llegada de más de 120 mil turistas a Cajamarca durante la temporada de Carnaval 2024 es un testimonio del atractivo y la popularidad de esta festividad en la región. 

– El Gran Corso del Carnaval no es solo un evento organizado por las autoridades municipales, sino que también cuenta con una importante participación de la comunidad. Los diferentes barrios, centros poblados y distritos de Cajamarca se organizan para formar patrullas y comparsas que participan en el desfile, dando vida a la diversidad cultural de la región.

– El aumento del turismo durante las festividades carnavalescas genera ingresos significativos para el comercio local, desde la venta de comida y artesanías hasta el alojamiento en hoteles y hostales.

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