La crisis económica sanitaria ha ocasionado que muchas personas y emprendedores pierdan sus empleos y, por ende, su fuente de ingresos. Esto generó que un gran número de ellos recurra a créditos informales para cubrir sus gastos o financiar sus negocios. ¿Qué son exactamente los créditos informales? ¿Cuáles son los riesgos de este tipo de préstamos?

Los créditos informales se acentuaron con la actual coyuntura.

Este incremento afecta aún más la economía y el bienestar de muchas personas, familias y pequeños negocios, los cuales se ven expuestos a un mercado fuera de la ley que puede recurrir, incluso, a la extorsión para sacar provecho de la vulnerabilidad de las personas que solicitan estos préstamos, señaló el profesor del área de finanzas de ESAN Graduate School of Business, Arturo García Villacorta.

Para que esté informado sobre los créditos informales y el riesgo que representan en comparación con los formales, tome en cuenta siguiente información:

Crédito formal vs. informal: el crédito formal es aquel otorgado mediante el sistema financiero, el cual está supervisado por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS). El préstamo informal, por su parte, es el que se otorga fuera del sistema financiero.

Algunos ejemplos son los créditos de familiares y amigos, los sistemas de ‘pandero’ o juntas, de proveedores, al minorista o el fiado, las casas de empeño, los otorgados por prestamistas individuales o agiotistas, entre otros.

Diferencias en la tasa de interés: en nuestro país los costos financieros son libres. Esto quiere decir que las determina cada entidad financiera.

En el sistema financiero formal, la tasa de costo efectiva anual (TCEA) promedio es de 30% para microempresas y de 40% para consumo. Sin embargo, para las colocaciones informales estas pueden variar entre 80% y 1,000%.

¿Por qué la gente toma créditos informales? Una de las principales razones es la informalidad. Al 2019, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 72.6% de la población económicamente activa (PEA) era informal, lo que generó que este tipo de créditos se vuelva popular en la población.

Además, aún hay el miedo hacia el sector financiero y la sensación de que el proceso para adquirir un crédito formal es muy largo.

Ante esta situación, la necesidad inmediata de recibir fondos y la flexibilidad que tienen las fuentes informales resulta un incentivo para algunos, sobre todo para aquellos con una calificación negativa en el sistema financiero.

“Será necesario avanzar en el Plan Nacional de Inclusión Financiera. Asimismo, se requiere que la SBS desarrolle una mayor difusión de las ventajas del crédito formal en la población, así como de los altos costos y riesgos de los créditos informales. Solo así, y con una buena administración pública, el país podrá consolidarse como una economía sólida en los próximos años”, afirmó García.

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