Tradicional celebración en Huamachuco marca el inicio de la festividad en honor a la Virgen de la Alta Gracia
Este 29 de julio la ciudad de Huamachuco, capital de la provincia de Sánchez Carrión, en la sierra de la región La Libertad, volverá a protagonizar una de las festividades de más encendido fervor patrio y religioso: la Parada del Gallardete, celebración de origen ancestral declarada Patrimonio Cultural de la Nación y que conjuga dos celebraciones emblemáticas: las Fiestas Patrias y la festividad en honor de la Virgen de la Alta Gracia.
La Parada del Gallardete marca el inicio de la Festividad en Honor a la Santísima Virgen María de la Alta Gracia y consiste en la colocación de un madero de más de 40 metros de altura que sirve de asta a un gigantesco gallardete con los colores patrios rojo y blanco, el cual es izado en la plaza de Armas de Huamachuco.
Celebración de origen ancestral
Los orígenes de la Parada del Gallardete se remontan a la cultura preincaica Huamachuco, cuyos habitantes plantaban un árbol como culto a la fertilidad y a la renovación cíclica de la vida. Este acto ritual expresa también la relación del mundo andino con la naturaleza, percibida como ente divino y, por lo tanto, da cuenta de una concepción particular de la vida.
Siglos después, con llegada de los padres Agustinos y como parte del proceso de evangelización, se coloca un estandarte en honor a la Virgen de la Alta Gracia. Esta tradición religiosa se modifica con la independencia del Perú, cambiando la versión hacia un sentido patrio, tal como se conoce en la actualidad, donde el símbolo central es la enseña bicolor.
Preparación
La preparación de esta festividad empieza tres meses antes, cuando los comisarios de las “huarangas” seleccionan el madero que va a ser usado como asta para el gallardete, procediendo a su tala, corte de ramas y secado de la cáscara. El madero constituye una donación de un campesino o “republicano”, personaje encargado de trasladar el madero y participar en el izamiento del gallardete, mientras que el gallardete es donado por una persona o institución del pueblo.
La donación del gallardete y la donación del madero generan una competencia por el prestigio entre los habitantes del pueblo y las “huarangas”. Cada año, los donantes tratan de brindar un mejor madero y un mejor gallardete que el año anterior. El madero debe ser recto y alto con una altura superior a los 40 metros.
Unos cuantos días antes de la parada del gallardete los comisarios informan al alcalde de Huamachuco la ubicación del madero, el cual generalmente se encuentra en el campo, a unos cuantos kilómetros del pueblo. Los comisarios también organizan a los “republicanos” para el trabajo de transporte del pesado madero.
Suman miles los “republicanos” que participan del transporte del madero. Ellos llegan al punto donde está ubicado el madero. Para el traslado del pesado madero se colocan delgados travesaños y los voluntarios se colocan en dos filas una a cada lado del madero. La selección de la ruta es parte interesante del proceso. El madero es llevado al pueblo por la ruta más directa posible.
Antes de mover el madero, éste debe ser bendecido por el sacerdote. La “huaranga alta” tiene la tarea de cargar la mitad superior y la “huaranga baja” la mitad más pesada, debido a que tiene más participantes. De tiempo en tiempo se hacen paradas para descansar, «armarse» masticando coca y bebiendo chicha. Por lo general durante estos descansos se producen conversaciones sobre el progreso alcanzado y comparaciones con los años anteriores. Durante todo el proceso de transporte del madero, el «cajero» o «maestro» toca música.
El madero generalmente llega a la plaza alrededor del mediodía. Entonces es pintado con los colores de la Bandera Nacional del Perú. Mientras tanto, los “republicanos” descansan y beben.
Para levantar el madero se utilizan «tijeras», herramientas confeccionadas con dos “mandayes” que se amarran en la parte superior. Asimismo, se usan cuerdas amarradas en varios lugares del madero, las cuales serán usadas para jalarlo y colocarlo en un hoyo que ha sido cavado previamente con unos dos metros de profundidad.
Parada del Gallardete
Antes de atar el gallardete al madero, éste es paseado por el todo el perímetro de la Plaza de Armas por las autoridades, acompañadas de una banda de músicos. Luego, el sacerdote bendice el estandarte y todo está listo para proceder a la Parada del Gallardete.
Cerca de 3,000 personas participan en este proceso, algunos jalando las cuerdas donde se necesita más gente y otros en las «tijeras». Cuando empieza a erguirse derecha la asta, caen las tijeras y las cuerdas se mueven en dirección de los cuatro puntos cardinales para mantener su estabilidad dentro del hoyo, donde los comuneros rápidamente lo llenan de tierra y piedras. En algunas ocasiones el madero es muy pesado y cae estrepitosamente, lo que trae como consecuencia que los comuneros reinicien el proceso redoblando esfuerzos.
Durante todo este proceso el «cajero» y las bandas de músicos tocan incansablemente, combinándose con los gritos de la gente y el reventar de las avellanas preparadas para esta ocasión. Por lo general, se termina la Parada del Gallardete al caer la tarde, entre las 17:00 y 18:00 horas, que es el momento cuando las sogas son retiradas del madero y la gente satisfecha de su acción celebra y bebe chicha o cerveza.
Patrimonio Cultural de la Nación
La Parada del Gallardete y la festividad en honor de la Virgen de la Alta Gracia de la provincia de Sánchez Carrión fueron declarados Patrimonio Cultural de la Nación en el año 2011, dado que se reconocen ambos eventos, unidos indesligablemente, como una poderosa fuente de identidad de esta provincia del departamento de La Libertad.
Pedro Chuquipoma, antropólogo del equipo técnico que formuló el expediente, refirió que la fiesta religiosa empieza el 29 de julio y dura hasta 30 de agosto, y su fecha central es el día 15.
Las actividades comienzan con la Parada del Gallardete y la fiesta patronal es una mezcla de la tradición de la sociedad preincaica de los huamachucos que le rendía pleitesía a su divinidad tutelar andina y la imposición de un nuevo culto a la Virgen de Alta Gracia con la llegada de los conquistadores españoles.