Productos de primera necesidad están que se malogran, los animales se mueren por falta de medicina y las calles de Pataz distrito se encuentran en medio de un basural por falta de autoridades.
En las provincias de Pataz y Sánchez Carrión, en La Libertad, el paro de los mineros informales ha dejado en evidencia dos caras opuestas. Mientras un sector, el de los mineros informales, sigue demandando mejoras laborales y la legalización de su actividad, su paralización está causando estragos a aquellos que dependen de otros rubros como la agricultura, ganadería y transporte. Los primeros, con recursos económicos suficientes para sostenerse durante el paro, se ven en una lucha por obtener más. Los segundos, que ya se encuentran al borde de la desesperación, sufren las consecuencias de una crisis que les está arrebatando lo poco que tienen.
Los Mineros Informales: Recursos y Más Demandas
Los mineros informales, que a menudo cuentan con los recursos para sostener un largo paro, han continuado su protesta, exigiendo condiciones laborales más favorables y la legalización de sus actividades. Para ellos, el paro representa una lucha por una mejora en su calidad de vida. Sin embargo, este sector, que tiene el respaldo económico para resistir, no parece tener en cuenta el sufrimiento de los que no pueden sobrevivir a una parálisis prolongada.
Los Perjudicados: Agricultores, Ganaderos y Transportistas en Crisis
Mientras los mineros informales están en paro, los agricultores, ganaderos y transportistas, que dependen de las actividades mineras para su sustento, son los más afectados. En localidades como Nimpana, Calemar, Vijus y Shicún, los agricultores ven cómo sus productos se pudren en los campos porque no pueden ser transportados ni comercializados debido a los bloqueos. Juan Mercedes, un agricultor de Nimpana, ha perdido toda su inversión en el cultivo de mango, ya que el paro le ha impedido llevar su producción a los mercados.
“Lo que sembré con tanto esfuerzo se está perdiendo. Este paro está perjudicando más a los que trabajamos la tierra que a los mineros”, lamentó.
Los ganaderos también están sufriendo las consecuencias de esta paralización. La falta de acceso a alimentos y medicinas para sus animales está provocando la muerte de muchos de ellos, lo que representa una catástrofe para quienes dependen de la cría de ganado para su sustento.
Además, los transportistas enfrentan precios exorbitantes por los servicios básicos. Un simple almuerzo ahora les cuesta hasta 70 soles debido a la escasez de alimentos y la imposibilidad de moverse con normalidad. Esta situación ha afectado gravemente a los conductores que, debido al bloqueo de las rutas, se ven obligados a pagar precios elevados para desplazarse.
Apoyo al Paro y Descuidado de la Comunidad
A pesar de los problemas generados por el paro, el alcalde de Pataz ha mostrado su apoyo a las demandas de los mineros informales. Sin embargo, su administración ha sido criticada por la falta de acción ante la creciente acumulación de basura en las calles del distrito, lo que representa un riesgo para la salud de la población. Mientras los mineros continúan con su protesta, las condiciones de vida en Pataz se deterioran rápidamente.

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